Olvidar de golpe las emociones que nos abruman en el día a día, no es el escenario más lindo del mundo. Después de un tiempo se hace cada vez más intenso el sentimiento que guardamos tan recelosamente en nuestra mente. Las mujeres somos expertas en guardar aquello a lo que nos aferramos. Lamentablemente tarde o temprano la verdad llega y cuando lo hace solo nos queda hacerle frente a la realidad. Deja de abrumarte por todo, a veces está bien no estar bien… No tienes que hacerte la fuerte.
EN TU DEBILIDAD ESTÁ LA FUERZA
Deja de jugar a ser la mujer de piedra, la chica fuerte a la que todas admira. En la debilidad está tu fuerza, pues no dejas que el sentimiento que escondes te carcoma de adentro hacia afuera. Sé inteligente y llora, grita, saca ese sentimiento. No vas a recuperarte en un día, eso te lo puedo asegurar. Sea cual sea el problema que te aqueja debes aceptarlo. Una vez que lo hagas estarás lista para ponerle una solución. Así que no hay vuelta atrás: solo queda lidiar poco a poco con los problemas, la tristeza, la soledad o cualquier otra cosa que no te deje vivir en paz. Respira, es momento de afrontarlo.
AFRONTAR LA REALIDAD CON LA MIRADA AL FRENTE
Nadie dijo que es sencillo. Se le llama vida y a veces da golpes muy duros. Solo los necesarios para impulsarte a ser mejor. El día que pienses que las cosas no podrían estar peor, mira hacia atrás para que sepas qué debes cambiar para que lo que estás viviendo hoy no se repita. Afrontar la vida con la mirada en alto no quiere decir poner “pocker face” y seguir con tu vida. Si lo que realmente quieres es avanzar, reflexiónalo, vívelo y nunca vuelvas a caer en el mismo hoyo.
CUANDO MENOS TE LO ESPERES SEGUIRÁS CON TU VIDA
Lo bello de la vida es que nada dura para siempre. Las malas rachas se van, las lágrimas se secan y llegan los momentos de calma que tanto esperamos. ¿Cuándo? En el momento en el que decidas hacer algo por ti misma. No te autocompadezcas, pero tampoco te castigues. A veces está bien no estar bien, sufrir el momento. Como alguna vez escuché decir a una gran maestra: “Sufre, llora, ama y el día de mañana podrás presumir de haber vivido. Estar viva es una bendición. Malo sería que no pudieras sentir ya nunca nada”. Vive con filosofía y llora cuando tengas que hacerlo sin arrepentimientos. Finalmente, todo lo que te duele sirve para volverte más fuerte.