En la mayoría de las sociedades está penalizado y mal visto el adulterio. En muchos países se aplican sanciones muy duras, extremas en algunos casos, para frenar la práctica de la infidelidad.

Hay estudios realizados que concluyen en que, en todo el mundo, en torno a la cuarta parte de los maridos y un 15% de las esposas han sido infieles en alguna ocasión.

Si tu pareja, tu mujer o tu marido te ha sido infiel, es normal que sientas inseguridad, rabia, y no sepas la forma correcta de actuar. No es sencillo perdonar a la persona que sientes que te ha herido, pero hay algunas actuaciones que tienes que evitar.

1. Actuar sin una reflexión previa

Tomar la decisión sobre perdonar o no perdonar, conlleva una serie de cuestiones que es preciso analizar, y además hacerlo con calma y con objetividad.

Estos son algunos puntos que debes analizar:

– Puede ser que la infidelidad se deba a algo concreto. Que tu pareja estuviese bajo los efectos del alcohol, tras una grave crisis contigo, un encuentro muy especial, etc.

– ¿Consideras que tu pareja se ha arrepentido de verdad y que no habrá más infidelidades?

– Si tu pareja ya era infiel antes de estar contigo y vuelve a hacerlo, puede ser momento del abandono. Lo mismo pasa si estás en los comienzos de la relación y sufres infidelidad.

2. Rendirse por falta de fuerzas

Cuando tu pareja te ha sido infiel y sientes que las fuerzas te abandonan, pero eres muy consciente de la importancia de la relación, posiblemente tienes que buscar energía donde la haya, amigos, familiares, ayuda profesional, etc.

No hay que abandonarlo todo, en el caso de que la relación que tienes sea íntima, sana, muy larga y un proyecto interesante a largo plazo. Serán momentos de mucha debilidad, donde sentirás la inclinación a dejarte llevar por el abatimiento. Pese a todo, si la relación es fuerte y sana, no debes dejar que todo se pierda por algo puntual, que no volverá a repetirse.

3. Necesitas tomar una decisión ya

Es normal que quieras actuar, tras saber que tu pareja te ha sido infiel. Que te apetezca hablar, marcharte de casa, gritar, sacar ropa del armario, hacer maletas, y muchas otras cosas. Pero no es inteligente actuar en caliente. Sea lo que sea lo que vayas a decidir, sin descartar nada, toma un tiempo para la reflexión.

Una conversación anticipada, en el momento en el que conozcas que la infidelidad ha existido, lo único que puede hacer es empeorarlo todo. Un paseo al aire libre, una visita a un centro comercial, o algunos días en la casa de un amigo o familiar, puede aclarar tu mente, y verlo todo desde una perspectiva mucho más clara.

4. Yo tengo la culpa

Cuando conocemos una infidelidad, uno de las primeras sensaciones que tenemos es la de la culpabilidad. Hemos sido engañados porque somos feos, poco atractivos, nuestro trabajo nos absorbe, somos demasiado introvertidos, etc. Nada de esto tiene justificación para ser infiel.

Tu pareja te ha sido infiel porque lo ha decidido así, o se ha dejado llevar, y tú no tienes la culpa. Otra cosa diferente es reflexionar qué actuaciones hemos hecho para que nuestra relación haya entrado en una curva descendente. Pero culparte no es justo y no servirá de nada. Tampoco tienes que permitir que tu pareja, la que te ha sido infiel, te culpe por ello.

5. Piensas en tu dolor, sin visualizar el futuro

Una vez que pasen los primeros momentos de ira, tienes que realizar un ejercicio de visualización sobre un posible futuro con tu pareja. ¿Quieres continuar en la relación?, ¿cómo podría ser el futuro con ella?, ¿o se trata solo de miedo a la soledad?

Si no encuentras ninguna razón por la que tu relación es especial, seguramente es que no lo es y ha llegado el momento de abandonar.

También debes pensar en cómo será la relación con el riesgo de otra hipotética infidelidad. Cabe la posibilidad de que, quien ha sido infiel una vez, pueda repetir la experiencia. Si has perdido totalmente la confianza en la otra persona, es muy difícil seguir.

6. Una buena revancha

Una de las reacciones que puedes sentir, cuando conozcas la infidelidad de tu pareja, es coger tu agenda de contactos, o apuntarte en secreto a una página Web de citas, y vengarte de lo sucedido. Una vez más hay que apelar a la reflexión serena. Porque actuar de esa forma podría causar un grave daño, esta vez totalmente irreparable, a la pareja.

Si tu pareja ha tenido un descuido, una equivocación, no ha sabido gestionar un episodio mental de mucha intensidad, etc., este tipo de cosas son más justificables que una planificación voluntaria de aventuras sentimentales. Aunque sea para tomarse una venganza. Lo importante, como hemos dicho, es no dejarse llevar por la ira y la confusión. Dejar pasar un tiempo.

7. No te importa nada lo que haga tu pareja para solucionar las cosas

Tanto te planteas perdonar a quien te ha sido infiel, como si piensas en la ruptura definitiva, debes evaluar cómo está siendo el comportamiento de tu pareja. No solo en el día de la discusión y la “batalla” verbal, y los siguientes, sino pasado un tiempo de reflexión.

¿Crees que tu pareja está realmente arrepentida de lo que sucedió hace un mes? Hay mucha diferencia en verbalizar disculpas y decir que se siente ocurrido, a sentirlo de verdad. En este análisis tienes que ver su predisposición a continuar la relación, o si crees que es más su pesar por haber sido infiel, que las ganas reales de retomar la relación y cuidarla bien.

8. Es mejor el silencio

Callarte y no hablar no aporta nada. Es muy importante que tu pareja conozca cómo te sientes, que sea consciente de la confusión y el dolor que pasa por tu cabeza. Siempre es mejor tener una conversación tranquila y sincera. Lo ocurrido el día de conocer la infidelidad no tiene nada que ver. Una cosa muy diferente es quedar un día y una hora para sentarse con la pareja y hablar tranquilamente sobre lo ocurrido, sus posibles causas, de la forma más racional posible.

Si se está pensando en dar otra oportunidad, hay que hablar sobre qué podría hacerse para que no vuelva a suceder lo que ha pasado. Incluso pueden establecerse reglas o pautas de comportamiento para lo sucesivo.

9. Hacer una montaña de un grano de arena

Uno de los errores en que solemos incurrir, sobre todo si se es un poco celoso o celosa, es magnificar las cosas, sin apenas conocer lo que ha pasado. A partir de saber que la infidelidad ha existido, empezamos a construir un auténtico castillo mental, lleno de imágenes que posiblemente no se han dado.

Es tan sencillo como, tras los primeros días de enfado, y en alguna conversación con tu pareja, recopilar información. No es preciso entrar en detalles de ningún tipo. Solo hablar de los hechos objetivos, ¿cómo sucedió, cuántas veces se vieron, ¿qué siente por la otra persona un tiempo después? Todos estos datos te aportarán mucha luz y cierta dosis de objetividad. La peor respuesta que tu pareja puede darte es “no lo sé”.

10. El fantasma del tercero en la relación te sigue continuamente

No dejes que la obsesión por la tercera persona te bloquee. Esta suele ser la forma más común de perder la racionalidad de las cosas, y de acabar irremediablemente con la relación. Si se trata de alguien que forma parte, de una u otra forma, de tu círculo social, debes evitar cualquier contacto visual con él o ella. Enfoca tu atención en tu propia relación, no en lo que esa persona haga con su vida o con otra relación sentimental. No investigues sobre su vida, no te va a servir de mucho y estarás intoxicando tu mente.

Estar en todo momento hablando con tu pareja de esa persona tampoco ayudará nada a una posible solución para continuar. Tampoco te compares con él o ella. Tendrá sus cosas buenas o malas, de igual forma que las tienes tú. Piensa simplemente en tu relación, si quieres retomarla o dejarla, sin tener en cuenta a terceras personas.

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