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¿Por qué sigo con él, si la magia ya terminó? Te ayudamos con este dilema

En nuestro día a día escuchamos varias veces a nuestros amigos y familiares diciendo: ¿Por qué siguen juntos si se les ve que no son felices? ¿Se dan cuenta de que esa relación ya no les beneficia a ninguno de ellos? Pero, muchas veces somos nosotros los que nos hacemos esa misma pregunta y intentamos encontrar cuál es la razón por la que no conseguimos romper con nuestra pareja.

Todos tenemos una historia diferente y es difícil encontrar una razón para todos los casos, pero sí que hay una serie de motivos que son comunes y que, con muchas probabilidades, si te encuentras en esta situación, descubras que el motivo puede ser uno de los siguientes.

Tener miedo a quedarse solo

Es uno de los motivos más comunes. Son muchas las personas que tienen miedo a dejar a su pareja y prefieren seguir en una relación y no tener que enfrentarse a un periodo de soledad. El miedo a no encontrar a otra persona y envejecer sin compañía es de lo más común, ya que somos seres sociables y necesitamos relacionarnos.

Si eres de los que piensa que es mejor estar con alguien que estar solo, puede ser que estés manteniendo tu relación y evites de todas las formas sentirte en soledad.

Sentirse culpable

El dejar de querer a nuestra pareja no quiere decir que no le hayamos tenido cariño y son muchos los hombres y las mujeres que se sienten culpables al pensar en romper el matrimonio, o simplemente dejar a su novio o novia.

Romper con nuestra pareja se puede sentir como una traición, y aún más si hemos convivido durante un largo periodo de tiempo y las vidas de los dos se han construido de forma conjunta. ¿Al pensar en dejar a tu pareja piensas en su situación después del divorcio y te sientes mal? Si la respuesta es sí, es posible que te sientas culpable y no quieras dejar a tu pareja para evitar ese sentimiento.

No querer que la separación afecte a la familia

Si habéis tenido un hijo o varios es muy probable que tengas miedo que romper la relación les pueda afectar de forma negativa. También es posible que no quieras dejar de ver a los niños. Una separación siempre afecta al tiempo que pasan los padres con los pequeños.

Por ello es posible que temas dejar de ver a tus hijos o tener que vivir con un custodia compartida. Si cuando te planteas dejar a tu pareja empiezan a llegar pensamientos sobre cómo será la convivencia con los niños es posible que continúes con tu relación por mantener una estabilidad familiar.

Creer que se es demasiado mayor para empezar de nuevo

Son muchas las parejas que se ven demasiado mayores para cortar y hacer vida por separado. Esto puede ir ligado al miedo a quedarse solo por verse demasiado mayor para encontrar a alguien. Frases como: “A nuestra edad todo el mundo tiene pareja” y “¿Cómo voy a encontrar a nadie con la edad que tengo?” son un indicio de que te ves demasiado mayor para cortar y crees que debes seguir con tu pareja.

No querer dejar de vivir en la casa o piso actual

Un divorcio supone que uno de los dos tenga que abandonar el hogar y en muchos casos se acuerda que se venda la vivienda y se dividan los beneficios. Muchas personas aprecian mucho el lugar donde viven, ya sea por la ubicación o por la distribución o tamaño del piso o la casa.

Si cuando te planteas romper te preocupas por lo que puede pasar con el piso y tienes miedo de tener que dejarlo, puede que sigas en tu relación para no tener que dejar el hogar. Éste es uno de los motivos menos comunes y a su vez uno de los menos importantes, ya que se pueden llegar a diferentes acuerdos antes de tener que dejar la vivienda.

No poder sostenerse económicamente

Si el mayor ingreso de la familia depende de tu pareja, seguramente te hayas preguntado cómo vas a mantenerte si te separas. Esta situación se agrava si hay hijos y no puedes mantenerlos. El miedo al creer que se es dependiente económicamente de la pareja y evitar cortar para no verse en una situación grave económicamente es uno de los más comunes.

Esto convierte a la persona que aporta menos ingresos en una persona que no puede plantearse salir de la relación.

Esperar que las cosas mejores o que vuelvan a ser como antes

¿Es posible que antes la relación fuera diferente? ¿Has visto que ha habido un cambio y crees que es solo una mala época y que pronto volveréis a estar mejor? Estos pensamientos son los que cubren actos negativos en la pareja y hacen que no se tomen decisiones.

La esperanza de que todo mejore es una de las razones más comunes en la mayoría de los matrimonios. Este motivo tiene relación con el sentimiento de culpabilidad que ya hemos hablado, ya que si no seguimos con nuestra pareja nos podemos llegar a sentir mal por no dar una oportunidad a que las cosas mejoren.

Arrepentirse

El miedo a que las cosas no salgan como hemos planteado y arrepentirnos. Un sentimiento que siempre está presente, posiblemente por no querer tomar una decisión precipitada y querer dar más oportunidades para estar completamente seguros. ¿Has dado varias oportunidades y aún así no has notado ninguna mejora pero sigues con la relación?

Es posible que tengas miedo a arrepentirte y por ello estás dando oportunidades de forma constante para no tener que decidir y cortar de forma definitiva. Es necesario tener seguridad y saber que lo que se está haciendo es bueno para nosotros.

Tener miedo a la otra persona

El miedo a la reacción de la otra persona es uno de los casos más comunes en muchos matrimonios. Normalmente es la mujer la que siente este miedo hacia el hombre pero también se han dado muchos casos en los que es el hombre el que no puede tomar la decisión por miedo.

Ya no se trata de miedo a que nos agredan o nos hagan daño. El miedo a que sus actos nos puedan afectar negativamente, a que no nos deje ver a los niños y a que pueda llegar a hacer daño a alguien de nuestra familia nos convierte en una persona que se acomoda y convive con la situación.

Acostumbrarse y conformarse

La razón más común. Muchas parejas se han acostumbrado a estar juntas y han aprendido a aceptar los puntos negativos de la otra persona. En muchos casos, uno de la pareja cambia su forma de ser y su rutina para adaptarse al de la otra persona.

El amor se va y aparece un sentimiento de cariño que justifica el seguir juntos. El miedo a verse solo tiene un papel importante en este motivo, ya que en muchas ocasiones preferimos adaptarnos y aceptar que esta relación puede ser buena para nosotros en vez de enfrentarnos a un periodo de soledad.

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