Yo al igual que casi todos los hombres, fui entrenado desde pequeño para no llorar; sin duda era muestra de debilidad, un reflejo de falta de fortaleza y valentía, o incluso hasta hombría.
En las últimas décadas, la prohibición de llorar se ha expandido a las mujeres, son cada día más las damas que poco a poco dejan de llorar externamente y ahora sólo lo hacen por dentro. Ahora ellas tampoco quieren ser “débiles”, ahora quieren ser “fuertes”.
Por desgracia, las lágrimas son necesarias, y muy beneficiosas para el organismo. Hay que recordad que el ser humano es lo que es gracias al amor, preocupación, cariño que ha desarrollado por otros seres humanos. Realmente son pocos los hombres o mujeres que trabajan para ellos mismos, casi siempre lo hacen por sus hijos, padres y pareja.
El ser humano en los últimos 100 mil años, ha creado vínculos emocionales con otros seres vivos; así que cuando estos parten o se ven afectadas sus relaciones, se ven distraídos, confundidos, poco enfocados, sin objetivos. La tristeza junto con las lágrimas, generan químicos que ponen al Sapien en un estado pasivo, un estado de sanación; necesario para recuperar la objetividad y poder seguir viviendo.
Hoy nos puede parecer innecesario llorar, pero hasta hace pocos años, el estar enfocado en sobrevivir era necesario para la supervivencia de la manada.
Si tienes que llorar, llora con todas tus ganas, disfruta tus lágrimas, llegará un momento que recuperarás los ánimos para volver a ser feliz.