Al menos 9 veces la joven pidió que se “detuvieran” en sólo 24 segundos

Un hecho lamentable envuelve la comunidad de la escuela secundaria de East High en Denver, Estado Unidos, de acuerdo a lo publicado por 9 News.

Los hechos sucedieron durante un campamento de entrenamiento para jóvenes porristas (Cheerleaders) en Denver, durante principios del mes de junio.

Ally Wakefield, una estudiante del primer año de secundaria, fue forzada por su nuevo entrenador a realizar un ejercicio de “extendimiento separado de piernas”, junto a sus compañeras.

De acuerdo al video, se observa cómo las niñas eran empujadas hacia abajo, tratando de abrirles las piernas, mientras otras compañeras sostenían los brazos hacia arriba, impidiendoles así, que pudieran salirse de la dolorosa posición por sí mismas.

Todas se ven llorando y gritando, y en el caso de Ally, ella suplica al menos 9 veces que se detengan, pero sin importarle, se observa al entrenador Ozell Williams insistiendo, y empujando desde los hombros hacia abajo a las estudiantes.

Un video comprometedor (ADVERTENCIA: la imágenes muestran a la joven llorando y probablemente no sean aptas para todo tipo de audiencia)

Si bien los sucesos ocurrieron a principio de junio, esta semana se dieron a conocer los videos, pues anónimamente fueron enviados al canal de televisión 9 de Denver, para ser publicado en agosto, aunque la escuela recibió a través de la madre de Ally una copia del video, para que observan cómo su hija se había dañado su pierna, junto a la nota de un médico que certifica el daño ocasionado.

En la carta la madre expresa su preocupación sobre qué acciones disciplinarias tomará la escuela al respecto.

El video además de registrar la cruel manera de forzar a las jóvenes, aparece claramente el entrenador, como autor de los hechos; él también es una figura conocida en el medio deportivo. Actualmente el entrenador, su asistente, el director, asistente del director, y el consejero de la escuela Pública de Denver, todos han sido puestos en licencias temporal.

espués de varias denuncias realizadas por los padres de más estudiantes, y la exposición del video en la televisión, el superintendente de escuelas Públicas de denver, Tom Boasberg, emitió un mensaje a la comunidad educativa en general, comprometiéndose a realizar una exhaustiva investigación, apoyando a los padres de las jóvenes damnificadas, y repudiando los actos realizados por el entrenador y sus colaboradores.

Actualmente la Policía de Denver realiza una investigación con el apoyo del Distrito Escolar.

Una forma incorrecta de enseñar “grand écart”

No se necesita ser muy experto en la materia para juzgar las acciones de este entrenador como una brutalidad, y no porque las estudiantes no pudieran llegar a hacerlo de primera vez, sino de la fuerza que utilizó sobre ellas empujandolas desde los hombros, e impidiendo que tuvieran movilidad.

Durante 10 años de mi juventud realicé danza clásicas (Ballet), por lo que realizar un “grand écart” (abertura total de piernas), como se dice en Francés, que es el idioma del Ballet, era el sueño de toda bailarina.

No recuerdo con exactitud cuándo me permitieron hacerlo por primera vez, pero si recuerdo, el proceso por el cual mi profesora nos llevó, para lograrlo.

Primero de todo, jamás se nos permitió hacerlo al principio de la clase, siempre era al final de una intensa hora de práctica, cuando los músculos de las piernas ya estaban calientes, segundo se nos enseñó hacerlo en forma gradual, cada clase mostrabamos cuanto habíamos mejorado, hasta llegar a una abertura total de piernas.

Cameron Macdonald, Profesor de Terapia Física de la Universidad de Regis, comentó lo siguiente: “Sé por mí mismo cómo terapista físico, que esa no es la forma de hacerlo”, respecto a los hechos sucedidos en el campamento de Porristas.

Cómo apoyar a nuestros hijos en clases extracurriculares

Recuerdo cuando mi hija asistía a la escuela secundaria, y quiso ser una Porrista. Llegó a casa muy entusiasmada con un papel que debía firmar; él mismo explicaba las regulaciones de la actividad, el uniforme (lo que más entusiasmaba a mi hija), horario, costo y al final en letras muy pequeñas, un enunciado que decía algo así: “la escuela no se responsabiliza de daños físicos ocasionados por esta actividad, como quebraduras, traumatismo de cráneo o aún la muerte”.

Como verán, estaba firmando una sentencia de muerte de mi hija.

Es claro que cuando los hijos realizan algún tipo de deporte o actividad extracurricular, siempre hay un riesgo normal de accidente o fatalidad, no por eso debemos negar a nuestros hijos a realizar actividades físicas, ya que son muy buenas para el desarrollo socioemocional también.

Pero apoyarlos, no sólo significa que firmaremos la autorización, pagar y comprar el equipo necesario, sino que además de esto, debemos leer apropiadamente la información que se nos envía, conocer e investigar acerca de la actividad, y por supuesto conocer el profesor/a con quien nuestros hijos pasan gran parte de su tiempo y juventud.

Involucrarnos como padres en sus actividades

Como madre sola de un adolescente que ama el fútbol, a veces es un poco difícil para los dos mi participación en su actividad, no porque no quiera, porque en verdad lo acompaño a todos los lugares que juega o practica, sino que es un ambiente donde concurren más padres que madres.

No obstante, me ocupo de conocer a su entrenador, busco informacion de otros jóvenes que ya entrenaron con él, y observo muy de cerca que el entrenador cuide de su equipo en el aspecto físico y emocional.

Es un derecho que todos los padres tenemos, además de ser parte de nuestras responsabilidades, el proteger, cuidar y acompañarlos en el proceso de educación y desarrollo personal.

En otras épocas y países, la escuela era una extensión del hogar, donde los padres éramos partes de esa gran institución, ahora las cosas han cambiado radicalmente, no obstante, aún podemos hacer una diferencia en la vida educativa de nuestros hijos, interviniendo en sus actividades extra curriculares, leyendo los boletines informativos de la escuela, y aportando ideas a través del comité de padres de la escuela.

No esperemos a que algo malo suceda para dar nuestra opinión, más bien tomemos acción y seamos más partícipes en la educación de nuestros hijos.

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