Hola… Hace unos días vino a buscarme una persona que conozco desde hace muchos años, quien se encontraba en un momento sumamente delicado de su vida.

Definitivamente el mal de amores no afecta exclusivamente a los más jóvenes, sino que también a personas a las que aparentemente por la edad que tienen ya no les podría sorprender nada y con los años de matrimonio que llevan “encima de sus espaldas” creen que poco o nada les puede enseñar la vida.

Sin embargo, siempre debemos estar preparados para solucionar los inconvenientes que se nos presenten, porque debemos salir robustecidos de cada crisis. De no ser así, la crisis nos hundirá en el “hoyo”.

Un amigo mío tenía unos metros cuadrados de tierra en la parte posterior de su casa, en los que si apenas jugaban fulbito sus hijos con sus amigos de colegio. Cuando ellos fueron creciendo, este espacio se convirtió en un campo abandonado y como él y su esposa habían llegado a la edad de la jubilación solos, las horas transcurrían sin mayores distracciones. Un día, a su esposa se le ocurrió arreglarlo y hacer un lindo jardín. Al esposo le pareció una idea fantástica y sin esperar hasta el día siguiente, esa tarde comenzaron a hacer la logística para ver lo que necesitaban y se pusieron manos a la obra. Entre varias cosas, arreglaron el terreno, compraron tierra fértil y comenzaron a trabajar. Pasados algunos meses, el jardín era la envidia de sus vecinos. Pero un día, el esposo encontró en el jardín un “bicho raro” de apariencia horrible, lo metió en una bolsa y se lo llevó lo más lejos posible de la casa. Pasaron algunas semanas e inexplicablemente varios rosales comenzaron a marchitarse, algunas flores se veían comidas por algún animalito y al ser novato en la materia, no sabía cuál era la razón.

Un día llegó de visita una amiga de su mujer, experta en jardinería, lo que para él resultó como una aparición. Comenzó a contarle con tristeza lo sucedido en su hermoso jardín. Salieron para verlo y ella inmediatamente les dijo que era necesario sulfatar el lugar porque estaba plagado de bichitos que se comían las plantas.

A modo de telegrama (whatsapp), te cuento: El hombre le dice a la amiga de su mujer, hace unos día me encontré en el jardín un “sapito” al cual saqué lejos de mi casa, por lo horrible que era… y no te imaginas que sucedió…

Gracias por llegar hasta aquí. ¡Que Dios nos bendiga!

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