Nada nos prepara para la muerte de un ser querido. Ésta pérdida resulta en el “duelo”, periodo de profundo dolor al sentir la falta de esta persona importante. Es feo pasar por él, pero es un proceso necesario para seguir adelante y superar lo sucedido.

No está en la naturaleza humana sentirnos preparados para enfrentar a la muerte de las personas que amamos. Por eso la durabilidad del duelo suele depender de varios factores, como la relación con quien falleció. Enfrentarnos a una pérdida nos somete a la más grande de las pruebas del dolor que podemos soportar. Será un proceso, recorrerás el largo pasillo de la angustia, pero el tiempo te dará las fuerzas que necesitas para aprender a vivir con esa ausencia. Te contamos 9 consejos para sobrellevar tu duelo.

Aprender a aceptarlo

Parte de la premisa de que el duelo es inevitable. Debemos tener en cuenta de que se trata de un proceso natural que todos experimentamos en algún momento. Pero jamás estamos preparados y las consecuencias son devastadoras. Por eso es importante aceptar la tristeza que nos embarga, llorar las veces que sea necesario, debemos aprender a liberar el dolor.

Para empezar, debes tratar de sobrellevar paso a paso ese sentimiento de pérdida y todas las emociones que implica: una inmensa sensación de vacío y desconsuelo. Has sufrido un fuerte e inesperado golpe y se trata de un profundo dolor que no siempre somos capaces de manejar. Lo mejor es que dejes todo en las manos del tiempo.

Permite que tus sentimientos fluyan y libérate

Cuando estamos frente a la muerte, los seres humanos tenemos distintas maneras de reaccionar, hasta que nos suceda no sabremos cómo actuar. Algunas personas manifiestan mucha rabia, otros sienten impotencia, a veces culpa. No te cuestiones por lo que los demás piensen de tu reacción ni te juzgues por ello, reconoce el fondo de lo que sientes, es tu manera de exteriorizar tanto dolor.

No trates de ocultar lo que te pasa por dentro y evitar caer en una depresión profunda que pueda llevarte a un duelo patológico. Si eso sucede, será difícil llevar tu vida normalmente. Comparte con tus allegados la experiencia de angustia que experimentas, te hará sentir más liberada. No existe una forma apropiada de actuar en estas situaciones porque cada persona y, conforme a su carácter, asume el sufrimiento de diferentes maneras. Lo importante aquí es que sepas afrontar la vida que continúa.

Cada lágrima que cae es una gota de dolor menos

No reprimas el llanto, te permitirá liberar el dolor poco a poco. Si la carga que sientes es tan grande, necesitas soltar todo eso que llevas dentro. Se trata de un proceso de catarsis que te permite liberar las emociones contenidas. Deja que caigan las lágrimas hasta que ya no queden más.

De lo que se trata, es de un mecanismo de liberación cuyo resultado es un efecto calmante. Permite que esa tempestad interior se libere y se exprese en forma de lágrimas.

Permite que tu entorno te acompañe

Sí, el duelo es personal, pero no lo padezcas a solas. Necesitas rodearte de personas que te quieren y en las cuales puedas apoyarte incondicionalmente. No es preciso que ellos entiendan el dolor que tú sientes, pero su compañía es esencial durante estos momentos tan difíciles. Contar con alguien es una manera de alivianar la carga.

Somos por naturaleza seres sociales, el acto de compartir tus experiencias emocionales ayuda a reponerte y sobrellevar tu duelo. Los familiares o amigos pueden facilitarte el proceso de aceptación de la pérdida al escucharte, hablar contigo, darte consuelo o solo acompañarte.

Manifiesta tus emociones

En circunstancias como estas lo mejor que puedes hacer es darte todos los permisos de exteriorizar lo que llevas dentro y de la manera en que lo prefieras. No te preocupes por desprolijidades, por lo que digan ni por dar explicaciones, solo siente.

Que no te dé vergüenza, esta situación podría hacerte experimentar pena, temor, desconsuelo pero no importa, tú solo exprésalo.

Poder hablar de lo que ha pasado te permite comprender en voz alta lo que vives y recordar con afecto a la persona que ya no está.

Escribir a manera de terapia

Una de las formas de hacer terapia es escribiéndole al ser querido que se nos fue, una carta o un texto donde le expresemos lo que sentimos: aquello que creíste que debías decir y ya no tuviste tiempo. Dile cuanto lo amas, lo que te ha molestado y cuéntale como te sientes ahora.

Es una forma de catarsis que también te permitirá alivianar la carga que te ha dejado el dolor de la pérdida. Es una manera de hacer tu duelo que también te dejará esa sensación de alivio que necesitas.

Deshecha las cosas que te causen dolor

Muchas veces oler su ropa y revivir los recuerdos que siguen siendo parte de ti te causan dolor. Al intentar deshacerte de los recuerdos, sólo estás intentando borrar parte de tu historia, lo que no es una solución real. Asumir la muerte requiere de valor, entereza y de aceptar la vida con esta nueva realidad.

Celebra la memoria con algunos objetos que conserves de la persona que se fue. Puedes deshacerte de algunas cosas, regalar sus ropas, pero no intentes hacerlo como una forma de enterrar la memoria, el recuerdo y así también el dolor. No funciona así, tu dolor se irá con el tiempo y se convertirá en un sentimiento sublime.

Nunca descuides tu apariencia

Una manera de superar esta etapa, es también que te mantengas saludable, aunque tu mente esté bloqueada y te sientas rendida. Puedes incorporar una leve rutina de ejercicios y alimentarte correctamente. Realiza alguna actividad que te agrade y te sirva de distracción.

Esto realmente te impulsa a estar activa durante el proceso de recuperación. Mientras más rápido vuelvas a la normalidad, la pérdida será más llevadera. Te será de mucha ayuda prestar algo de atención a tu apariencia.

La ayuda profesional nunca está demás

Atravesar por este proceso no es nada fácil, te sientes mal, culpable, angustiada, enojada, temerosa, agobiada o deprimida, pero no significa que estés loca. El problema que afrontas es esta situación abrumadora y creer que no tienes forma de salir. La ayuda profesional te da las herramientas para entender tu condición, actuar en concordancia y emerger nuevamente.

Acudir a un psicólogo no es precisamente por padecer un trastorno mental. Se trata de aprender a superar circunstancias en que se nos complica la vida en tal manera, que para desatar esos nudos necesitamos de un profesional y así aprender a encontrar los caminos que conducen a tu paz interior.

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