Dios perdona y olvida

Hola… En tiempo de Cuaresma es muy importante definir algunos conceptos, para que a través de ellos podamos vivir este momento Litúrgico de manera saludable.

Para definir la Confesión, que es el término sobre el que vamos a reflexionar, voy a usar como referencia a alguien muy estimado por mí, el Padre Clemente Sobrado, con su permiso y por mi parte con la infinita gratitud de quien valora el trabajo de un sabio.

La Confesión de ninguna manera es una lavandería, a donde uno lleva su ropa sucia para que otro la lave. Debemos tener claro que no existe un sacramento de la Confesión, ese término se lo hemos puesto nosotros. El verdadero sacramento se llama Penitencia; y esta no significa mortificación, privación de algo, castigo. En el Evangelio, Penitencia es “cambio de corazón”. Para el Padre Clemente y para mí “cambio de mente” y “cambio de corazón” es lo mismo. Al acercarnos a este sacramento debemos hacerlo habiendo tomado conciencia de nosotros mismos y sintiéndonos descontentos con lo que hemos hecho, con la disposición de cambiar en la vida o por lo menos de cambiar de actitud, por ello a través de este sacramento nos sentimos “vueltos a nacer” y nos hacemos distintos.

Confesarnos es expresar, decir y manifestar nuestros pecados a Dios en la persona del confesor. Sin embargo, Penitencia es comprometernos seriamente con Dios a realizar un cambio en nuestras vidas. Cada vez que nos reconciliamos con Dios volvemos a renacer, volvemos a ser esa nueva criatura fruto de la Pascua de Jesús. Dios perdona y olvida.

Una buena preparación para este sacramento, de manera muy especial en este tiempo de Cuaresma, ha de ser aquella que nos lleva a ponernos sinceramente delante de Jesús y abrir nuestro corazón a la Gracia para que renovados con un corazón puro y un corazón nuevo tengamos un espíritu firme.

Me permito sugerirte que antes de acercarte a este maravilloso sacramento de conversión, vivas un profundo diálogo con Dios, no para encontrar un listado de pecados sino para sembrar en tu corazón la auténtica semilla de la conversión. No es algo fácil, pero es efectivo.
Gracias por llegar hasta aquí. Hasta la próxima semana. ¡Que Dios nos bendiga!

También le puede gustar...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *