Gabriela pagaba sus estudios universitarios trabajando en las noches como dama de compañía, hombres adinerados pagaban por sus servicios, era una hermosa chica de 20 años que salió de su pueblo para irse a la capital y buscar nuevos horizontes. A pesar de su trabajo tenia novio, quien consintió en ser su pareja, era algo difícil para él saber que ella se entregaba a otros hombres, pero sabía que lo hacía por dinero y aceptó eso con tal de estar a su lado.

Una noche el encargado de conseguir sus clientes la envío al departamento de un hombre adinerado , quien tenía por costumbre contratar servicios sexuales con frecuencia. Al llegar él la recibió gustoso y ella le pidió un momento para ir al baño y cambiarse, y vestirse de sus prendas eroticas antes de complacer al exigente cliente.

Casualmente dejó el bolso que contenía sus objetos personales encima de la mesita de noche, el hombre por accidente lo tiró al suelo y todas sus cosas quedaron al descubierto pues se salieron del bolso. Él estaba tratando de recoger todo cuando de pronto vio la fotografía de una mujer con una inscripción que la identificaba como la madre de la joven. Al instante reconoció que era su ex mujer, aquella que huyó de él 18 años atrás para escapar de sus maltratos y de la mala vida que él le daba.
Pronto entendió que esa joven podía ser su hija, que en ese entonces tenia 2 años y de la cual no volvió a saber nada.

En ese momento la chica salió del baño semidesnuda y él le pidió se cubriera, ella extrañada le preguntó el por qué, pero él le preguntó por qué se dedicaba a ese oficio, ella le respondió que lo hacía para pagar sus estudios principalmente ; luego el hombre que doblaba su edad pidió que le dijera su verdadero nombre, pues las mujeres que tienen este trabajo usan un nombre ficticio. Al decirle que se llamaba Gabriela y escuchar sus apellidos confirmó que era su propia hija, pero no le dijo nada, solo que se sentía mal y no podía usar sus servicios, así que la envío para su casa y de todas maneras le pagó la cantidad de dinero acordada.

Días después la joven recibió extrañada una carta y al abrirla decía lo siguiente :

“Gabriela, soy aquel hombre que te envió a casa sin tocarte, he consignado en la cuenta bancaria de los fondos de tu universidad la cantidad de dinero suficiente para pagar los semestres que te faltan para terminar tus estudios. Aparte de eso abrí una cuenta a nombre tuyo donde deposité dinero para tu uso personal y lo podrás retirar con los datos que se mencionan más abajo. Quiero que dejes esta vida, seguramente tu madre no lo sabe, porque sé la clase de mujer trabajadora que es ella, y que para ella siempre lo más importante era la dignidad y la honra, y lo se porque yo fui su marido por tres años, antes de que ella se fuera para huir de mi mal proceder, y así me perdí de verte crecer y de disfrutar de tenerte a mi lado todos estos años…Gabriela, yo soy tu padre.
Perdóname porque en parte seguramente tengo la culpa de tu situación, pero ahora que mi vida ha mejorado deseo ayudarte para que dejes esa vida y he tomado la decisión de irme a mi ciudad donde me esperan la que ahora es mi mujer y mis tres hijos. Deseo dejar mi vida libertina y tratar de arreglar mi vida. Tengo una hija de 16 años y no desearía que tomara este camino que seguiste, y tengo otros dos hijos a los que también quiero ayudar para evitarles sufrimientos innecesarios. Gracias por aparecer en mi vida, me dio gusto conocerte ahora que eres toda una mujer. No fui capaz de decírtelo de frente porque la vergüenza me embargaba, ya que has de tener un mal concepto de mi porque nunca las busqué ni a ti ni a tu mamá para ayudarlas. Cuídate mucho. Atte :Tu padre” . !!

También le puede gustar...

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *