El mejor legado que les puedes dejar a tus hijos es la responsabilidad y la habilidad de salir adelante por sus medios
Tal parece que cuando se habla de este tema no se le da la importancia debida, sin embargo, el síndrome del niño rico, se encuentra mucho más presente en los últimos tiempos.
Tener todo lo que piden, al alcance de la mano es lo que genera en ellos un desorden provocado por esa falta de límites que puede ocasionar muchos infortunios. Un niño sin control y sin límites será un adulto conflictivo incapaz de desenvolverse en el mundo. Toma las precauciones necesarias.
En Estados Unidos, mucha gente aún recuerda el sonado caso de Ethan Couch, un joven nacido en una familia millonaria que siempre llevó una vida de excesos y que nunca sufrió necesidades, provocó un accidente automovilístico en el que murieron 4 personas, pues condujo en estado de ebriedad. El psiquiatra que lo trató le diagnosticó affluenza o síndrome del niño rico.
Aún con este antecedente, el joven, que contaba con libertad condicional, terminó huyendo del país. Este caso se enmrarca dentro de una realidad que muchas veces no es tenida en cuenta, pero que, sin embargo, ubica a los padres como los principales responsables de que los hijos no tengan conciencia ni responsabilidad y vivan una vida sin parámetros posibles pues tienen lo que piden a manos llenas. He aquí las consecuencias!
Es un problema social que reviste seriedad
Así pues, los padres, en el fan de darles a los hijos todo, que nunca les falte nada, de darles a pedir de boca, no miden las consecuencias del daño que le hacen al no enseñarles el valor de las cosas.
Esto se da tanto con las familias que tienen alto poder adquisitivo como en las que no, casi por el mismo motivo: darles a los hijos todo lo máximo posible. No solo se trata de conseguirles lo que sea sino también, de no ponerle límite alguno y no forjar su carácter. Este comportamiento en los niños está tan expandido que resulta casi como una epidemia.
Los síntomas de este síndrome en edades tempranas
Las principales señales de alertan están cuando el pequeño dice con insistencia que se encuentra aburrido sin motivo aparente, teniendo todo lo necesario para entretenerse, o que se muestre con síntomas de estrés y cambios de humor muy repentinos y en algunos casos, con derivación en fobias.
Ya de jovencitos, otras pueden ser las consecuencias, pues esa falta de saciedad permanente los conduce al alcohol y en otros casos al consumo de drogas.
La presión constante y sus consecuencias
Todos los padres sueñan con que sus hijos reciban la mejor educación, y pretenden darle todo, por lo que como moneda de cambio esperan que ellos, sean los mejores en todo y finalmente alcancen ese prometedor futuro que ellos ayudaron a forjar. Todo esto genera una presión inmensa en los hijos, de la que los padres no tienen idea, pues esperan que sus hijos realicen la vida que ellos tienen para los hijos y no dejar que ellos mismos resuelvan su futuro como quisieran hacerlo.
En el afán de que puedan realizar actividades extraacadémicas, que puedan desarrollarse en otras áreas, le damos muchas actividades sin tener la certeza de si pueden o no con todo ello y quizás sean mucho más felices con una actividad concreta a la que puedan dedicarse con mejor desempeño.
Todo lo que hacen los niños conlleva un mensaje para los adultos. Es una reacción inconsciente que está allí para darles a los adultos algunas pistas de lo que les puede estar pasando, pues no son capaces de resolver sus emociones de otra manera. Las muestras de caprichos y rebeldía son la prueba de ello. Muchas veces la sobrecarga de actividad termina por cansarlos al punto de provocar en ellos un estado de rechazo.
¿Se necesita ser rico para sufrir de este síndrome?
Reza un viejo refrán “Cría a tus hijos con hambre y con frío”. Esto es, ni más ni menos, que a los hijos se les debe enseñar el valor de las cosas, sin que por ello tenga que faltarles nada, simplemente, se trata de ensenarles la medida justa de la vida. No importa el nivel socioeconómico del niño, siempre los padres tratan de darles a los hijos a veces más de lo que deben, a veces más delo que pueden, pero se olvidan de que lo único importante para ellos es cada cosa en su justa medida.
Lo mejor es no darles todo lo que desean, es necesario saber que las cosas materiales no les darán la felicidad, las herramientas para alcanzarlas, sí. Cuando los padres intentan darles todo lo que ellos no tuvieron, solo están cometiendo un grave error.
¿Cómo evitar que los niños lleguen a este extremo?
Lo primero es lograr que tu hijo se ubique en el mundo real, en ese mundo donde tú debes trabajar duro para conseguir cada cosa, donde todos debemos poner de nuestra parte para conseguir lo que queremos y con esfuerzo. Hazle entender que, si quiere, por ejemplo, un nuevo juguete, no basta con pedirlo, debe ganárselo, ya sea con mejorar sus calificaciones o cumplir con un requerimiento tuyo.
También es cierto que no debes premiarles solo con cosas materiales, enséñale que él tiene obligaciones con sus padres que debe cumplir como hijo, de la misma manera en que ustedes los tienen con él.
Que los hijos aprendan el valor de las cosas es algo que les servirá para el resto de su vida, no solamente para ese momento específico en que necesitas enseñarle algo concreto. Los límites, debes dárselos a tiempo, así como no pueden tener todo lo que quieran, no puede hacer todo lo que quieran. Esa es la realidad que les acompañará toda su vida.