Cuando se une una pareja no sólo se juntan dos personas, sino que se unen dos sistemas.
Dos familias con su historia particular, cimentada en hechos y vicisitudes particulares, y que cada uno conserva unas lealtades más o menos camufladas a sus orígenes.
Aunque parezca extraño, en los sistemas familiares hay sentimientos que siguen flotando en su atmósfera porque no pudieron ser encauzados y resueltos en su momento por las personas a las que corresponda hacerlo, y siguen operando como asuntos pendientes enquistados.
El buen amor en la pareja es una relación entre adultos bien sostenidos en sí mismos y en su historia familiar, que han podido poner bálsamo en sus heridas y curarlas.
El problema es cuando proyectamos en el otro aquello que no hemos solucionado, cuando nos enredamos siempre en las mismas dinámicas y tendemos a repetir una y otra vez con distintas parejas la misma historia. ¿A quién me siento todavía tan atado que impide que mi energía esté disponible para mi pareja?…
Bert Hellinger