No debemos dejar que los juicios ajenos condicionen nuestra vida. Si bien las críticas constructivas pueden ayudarnos a crecer, debemos aprender a ignorar aquellas que pretendan hacernos daño. ¿Cuántas veces has tenido que hacer frente a los juicios ajenos en persona o en las redes sociales? En ocasiones, no tenemos bastante con el camino que nos vemos obligados a recorrer cada día, como para tener que “cargar” también con la valoración de terceras personas sobre lo que hacemos o dejamos de hacer.
Decir que no nos afecta es a veces falso.
Hacer oídos sordos a esos comentarios que se atreven a juzgar nuestras acciones como si tuvieran el don de la sabiduría universal no siempre es fácil. Sobre todo si viene de boca de personas significativas: nuestra familia, nuestras amistades…Ahora bien, nadie será un auténtico amigo o un familiar significativo si se atreve a juzgarnos sin conocer nuestras emociones, o todos los momentos vividos que cargamos en nuestra espalda y nuestro corazón.
Préstales tus zapatos, porque nadie más que tú conoce el dolor de esa piedras que has tenido que recorrer, los ríos que has cruzado a veces sin pedir ayuda a nadie… Tú no eres solo esa mujer que refleja tu espejo. No eres únicamente tu forma de vestir, ni las palabras que les dedicas a los demás.
Eres tu camino y todas tus experiencias vividas e integradas en lo más hondo de tu ser… Esas que nadie más que tú sabe y que nadie tiene por qué conocer si así lo deseas. Se tu, sonrie con orgullo y lleva la bandera de tus cicatrices con satisfaccion.
Las personas acostumbradas a juzgar a los demás suelen ser por lo general las más frustradas.
Suelen ser personalidades insatisfechas con ellas mismas que proyectan a su vez su necesidad de control e intervención en vidas ajenas.
Nadie transita este mundo hablando a cada momento de todo lo que ha tenido que superar, nadie tiene por qué proclamar sus decepciones, sus derrotas o sus victorias. Qué ocurre cuando un amigo, tu pareja o un familiar es capaz de juzgar tu camino?
En estos casos es común sentirnos ofendidos, e incluso heridos. Lo primero que debes hacer es mantener la calma y centrarte en ti mismo y en lo que has logrado.

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