Le falló una y otra vez, y en cada una de esas ocasiones, su alma se resquebrajaba al punto de la desilusión, al punto de la desconfianza, al punto de perderse en el rencor y el resentimiento. Solemos cometer errores, se decía así mismo; tratando de convencerse que las cosas podían volver a cómo eran en un inicio, olvidando que eso era algo imposible.
Los daños que causamos a lo largo de la vidamuchas veces son irreparables, más aún, si lastimamos a personas que nos amaron con mucho más que el corazón. Se encontraban en un punto de duda, en el limbo clásico: Nos arriesgamos una vez más y lo intentamos, aún incluso con temores y dudas de por medio; o cortamos todo tipo de lazo, entendiendo que se cerró una historia que no daba para más. He ahí el dilema.
Un consejo: Si toman la decisión de intentarlo una vez más, comprendan que deben superar los temores y los miedos, comprendan que la palabra que menos escucharan es: fácil; porque nada lo será. Aceptar brindar una oportunidad es aunque sea doloroso y costoso, dejar atrás muchas cosas en pro de un mejor futuro, uno. Y por sobretodo, ambos deben entregarse al máximo, caso contrario se estarán enfrentando solos a una lucha tan grande que los terminará consumiendo.