La boda es un evento asombroso donde siempre algo sale diferente a como lo planeas.

revistasomosmujeres.com juntó las historias más divertidas sobre las bodas donde sucedieron cosas inesperadas. A veces son precisamente este tipo de confusiones las que hacen la celebración única e inolvidable.

Una semana antes de la boda tuve una fiesta de despedida de soltera. Todo salió muy divertido. Por la mañana me desperté porque el ventilador del piso me estaba aventando aire directo a mí y a una de mis damas de honor que estaba dormida a mi lado. Decidí apagarlo, pero como no tenía el control a la mano, tuve que levantarme. Lo apagué, pero no vi la copa que estaba a su lado: la pisé y me corté todo el pie. El doctor, haciéndome curaciones, sin saberlo me dijo: “No pasa nada, ¡sanará para tu boda!“. ¡Y de verdad se curó!”.

  • Mi novio antes de la boda empezó a preguntarme cuántos novios había tenido antes de él. Tuve que admitir que él era el décimo. Miré su rostro serio y pensé: “Ya arruinó la boda…“. Y de pronto me dice: ”¡Soy tu galleta feliz!”. Ja, ¿cuál galleta?
  • Durante la ceremonia, nos llevaron los anillos. Primero mi marido me puso el anillo, y luego yo, con un gesto súper elegante, saco la sortija de su cajita y empiezo a ponérsela al dedo de mi esposo. ¡Pero no le quedaba! Llegó hasta la midad y se atoró: resultó de tamaño más pequeño. En pánico, bajo las miradas de todo el mundo, en un momento tan emocionante estaba intentando insertar este estúpido anillo en su dedo. Hasta intenté con el meñique: ¡no entró! Al final, con un esfuerzo enorme, logré ponerle la sortija en el dedo anular como se debe. En el video de la boda se puede ver con detalle el proceso de cómo intentaba “anillar“ a mi esposo.
  • En la boda había muchos niños. Todos vestidos de manera elegante. A dos niñas se les encargó llevar la cola de mi vestido. Cuando mi marido y yo íbamos entrando al salón, sentí que no podía caminar, algo pesado me detenía atrás. Resulta que los niños se sujetaron de la cola del vestido y se echaron hacia atrás preparados para que los ”deslizara” con mi esfuerzo. Instintivamente hice un movimiento brusco hacia adelante para sacudirlos pero mis tacones me jugaron una mala broma y me caí.
  • Siempre me burlaba de mi amiga porque ella se casó con la misma persona 3 veces. En una semana es mi boda. Me caso con… mi ex marido.
  • Mi marido tiene pestañas largas y densas, y durante el tiempo en que salimos como novios, siempre lo intenté convencer de que me permitiera pintárselas. Pero la respuesta sin falta era negativa. Cuando me propuso matrimonio, empecé a decir tonterías como “Pero si solo llevamos medio año juntos“, ”¿Dónde viviremos?“, etc. Entonces mi esposo dijo algo genial: “¡Después de la boda te dejaré pintarme las pestañas!”. Claro que acepté de inmediato. ¡A esto le llamo motivación!
  • En la boda de mi hermana, cuando le preguntaron al novio ”Juan, ¿aceptas…“, el novio interrumpió al ministro y dijo: ”Acepto cualquier cosa, ¡porque amo a Olga!”. Habría sido muy romántico pero mi hermana se llama Carolina…
  • Para mi boda, había elegido un vestido de gala de color rojo. No quería ponerme vestidos voluminosos de novia. Cuando entramos al registro civil, vimos que la jueza encargada de la ceremonia estaba vestida con el mismo vestido que yo. Al parecer, en nuestra ciudad los vestidos largos de color rojo solo existían del mismo modelo. Aún nos reímos cuando vemos nuestras fotos de la boda.
  • Mi mejor amiga se va a casar. Iba en el autobús y empecé a imaginarme el discurso que daría como la dama de honor. Me dejé llevar por la emoción… Los demás lo veían así: una chica solitaria en el autobús está mirando por la ventana y, sin producir sonido alguno, mueve con emoción sus labios, se seca las lágrimas y da sonrisas torpes. Recobré la conciencia solo cuando unos 10 minutos después el hombre que estaba sentado enfrente me preguntó si todo estaba bien. Todo el autobús me miraba con miedo. Pero solo después entendí por qué: la parada final de aquel autobús era el psiquiátrico.
  • Un día íbamos de prisa a la boda de nuestros amigos. Entramos corriendo al salón del registro civil, la puerta se cerró y los novios nos miraron con desconcierto: llegamos a la boda equivocada. ¡Pero no hubo nada qué hacer, así estuvimos durante toda la ceremonia sentados en primera fila. Los novios de verdad no ententían qué estábamos haciendo ahí. Nuestros amigos eran la siguiente pareja en casarse, así que nos quedamos en nuestros lugares, no sin contestar previamente la pregunta del juez: “¿Y ustedes dos pagaron una mensualidad o qué?“.
  • Un día mi mamá me compró un anillo, unos pendientes y un collar de plástico. Tenía 5 años. Fui al kínder y todo el mundo me miraba. Un niño me ”propuso“ matrimonio y nos casamos el mismo día. Nuestro “matrimonio” no duró mucho, al cabo de una semana a mi ”dama de honor“ su mamá le compró unos accesorios de metal. Mi ”marido” rápidamente le propuso “matrimonio”. En su “boda” les arrojaba juguetes.
    Fue entonces cuando lo entendí todo sobre los hombres.

    • Mi amiga se iba a casar. Pasó dos meses organizando todos los preparativos, invitó a casi todos sus conocidos, amigos, familiares y simplemente vecinos. Gastó mucho dinero, su vestido parecía una enorme bola de encaje, todo estaba pensado hasta los más mínimos detalles. Y, por supuesto, había invitado al mejor fotógrafo de la ciudad. Llegó el día de la boda. A las 4:00 de la mañana se le ocurrió beber un té en el patio porque no podía dormir. De pronto una avispa la picó justo en el labio superior. Como resultado: la boda, un rostro hinchado, alergia en toda la cara, los ojos rojos por sus lágrimas, los mocos y un enorme labio.
    • Para nuestra boda habíamos preparado una parvada de palomas. Las pusimos en una jaula grande para luego soltarlas. Cuando llegó el momento y abrimos la puerta de la jaula, las palomas, en vez de salir volando contentas, se escondieron adentro. Inclinamos la jaula, la volteamos e incluso la sacudimos un poco. Las pobres aves se cayeron de ahí, pero se quedaron sentadas. Mi marido se puso nervioso y empezó a gritarles. Y ellas, como unas gallinas, se reubicaron en otro lado y se quedaron sentadas. A una paloma se le ocurrió subirse a la mano de mi esposo y hacer del baño justo encima de él. Los invitados se estaban muriendo de risa, diciendo que es un augurio de abundancia. Dicen que cuando las aves se niegan a volar, es una mala señal. ¡Qué tonterías! Llevamos 12 años de casados y estamos muy felices.

¿Y a ti qué cosas memorables te sucedieron en la boda? ¡Compártelo en los comentarios!

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